Locales: Reflexiones de la vida diaria: "¿Dónde va la lluvia cuando no hay gente?"
07/10/2022
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Hoy, en exclusiva, desde la vida cotidiana, nuestro corresponsal, Adrián Stoppelman, analiza lo que ocurre con nuestras vidas cuando llueve. Léalo, antes de que se largue y la gotera que no arregló lo vuelva loco.
¿Dónde va la lluvia cuando no hay gente?
Por alguna razón que no logro comprender, gran parte de la población mundial vive obsesionada con la lluvia. Algunos porque saben que si llueve se inunda, otros porque necesitan la lluvia para regar sus campos y otros porque si llueve llaman al laburo diciendo que están enfermos y se quedan apoliyando todo el día.
No niego que tenga su importancia saber si va a llover o no. Depende del dato el cómo salir vestido de tu casa, aunque no importa cómo salgas vestido, siempre el clima va a ser absolutamente opuesto a lo que esparabas.
Lo que tiene la lluvia es que siempre te agarra de sorpresa. Incluso cuando está más anunciada que el fin del mundo, la lluvia siempre se larga “de golpe”. Vos ves el cielo negro, encapotado, los rayos, el viento, olés la humedad en el aire, pero te decís: “son 4 cuadras, llego bien”. A mitad de cuadra… ¡bruummm! Te bañás con un chaparrón y cuando volvés todo mojado decís: “se largó de golpe”.
Siempre se larga de golpe. Nunca es gradual. Porque incluso cuando garúa, garúa de golpe. Cuando hay llovizna, llovizna de golpe. Ni hablar cuando cae granizo. Cae de a muchos golpes.
Para mi, la lluvia trae más inconvenientes que beneficios: dada mi altura física, siento muy poco afecto por los que usan paraguas cuyas puntas se balancean a la altura de mis ojos.
Por no mencionar a esos seres despreciables que ponen el paraguas delante de sus ojos, a modo de escudo, y así, se llevan por delante todo a su paso.
¿Y cómo es que después de siglos de avances tecnológicos, la humanidad no ha encontrado nada mejor que el paraguas para protegerse de la lluvia? Porque el paraguas es un artefacto problemático: subís a un ascensor, y la gente baja sus paraguas y comienzan a gotear, indefectiblemente, sobre tus zapatos. Y ahí te preguntás: ¿por qué nadie inventó un secador de paraguas?
¿Para cuándo un paraguas que soporte además el viento? Porque viene un vientito, ¡y el paraguas es más inútil que resaltador de color blanco!
¿Y por qué el día que llevás el paraguas, agarrás el peor paraguas que hay en tu casa?
El problema es que nadie sale a comprar paraguas cuando no llueve. Y para colmo, nadie, nunca, regala un paraguas. ¿Conocen a alguien a quien le hayan regalado un paraguas en los últimos 10 años? Te regalan pañuelos que no te gustan, libros que jamás leerás, medias de colores que no te combinan y hasta calzones que te hacen dudar del verdadero afecto que siente por vos quien te lo regala, pero paraguas… jamás.
Y lo más loco de los paraguas… ¿cómo puede la gente olvidarse el paraguas en bares, taxis, y oficinas, cuando afuera está lloviendo?
También existe una grieta alrededor de la lluvia: están los que la detestan, y los que la aman. Particularmente los vendedores de paraguas, pilotos y bombas de desagüe.
Entre los que aman la lluvia, cunde el concepto de que es “romántica”. Yo creo que eso depende de la calidad del techo de tu vivienda y del grado de impermeabilidad de tus zapatillas. Porque el romanticismo lluvioso no es natural: viene de las películas, donde se besan bajo la lluvia sin importarles nada, porque saben que la ropa que llevan puesta es de utilería y no la tienen que garpar ellos, y que el agua está tibia, y que hay alguien a un metro esperándolos con una toalla.
En cambio, en la realidad, ¿se han dado muchos besos bajo la lluvia? Ojo: no hablo de “mientras llueve” y bajo techo. Hablo con el agua cayendo sobre tu cabeza. ¡Por favor! La gente normalmente no se besa bajo una lluvia torrencial, por más enamorada que esté. Si se larga, lo primero que busca la gente es un refugio, salvar la ropa, y más si la chica se gastó una fortuna en peluquería, o decidió no usar corpiño. Esa chica no espera un beso bajo la lluvia. Espera un techo. Y ni te cuento si alguno de los dos es propenso a resfriarse o tiene alguna prenda de cuero.
También se asocia la lluvia a la tristeza. Alguien está triste en la peli, y encima llueve. ¿En qué quedamos? ¿Es romántica o triste? Y ni hablar de “Cantando bajo la lluvia”, donde el tipo está contento, entonces… ¿la lluvia es romántica, triste o alegre? ¡No vale poner una ficha en todos los casilleros, viejo!
Dígamoslo claramente: la lluvia es molesta. Muy molesta. Molesta para caminar, molesta para manejar, molesta para trabajar… ¡MOLESTA! ¿Y POR QUÉ TE PONE DE MAL HUMOR QUE LLUEVA? ¿EH? ¿PORQUE, SI A MI NADA ME PONE DE MAL HUMOR?
Bueno. Calma. Es solo lluvia. Calma. ¿Ya se largó? ¡No te digo! ¡YA ME PUSE DE MAL HUMOR! Y eso no es nada: ¡Me estoy mojando porque estoy escribiendo esto en una plaza y lañfnasljforrtoqrqw… !
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